lunes, 16 de febrero de 2009

Ahora sí, como en Lugones

lunes, 16 de febrero de 2009
LA MÁQUINA DE LUGONES, en Madrid |
Paseo de la habana, 107 | 91 343 05 38 | Cerrado noches y domingos | Precio: De 50 a 60 euros

FERNANDO POINT 15/02/2009
Cómo se escribe una reseña de un restaurante que sirve un sólo plato, y cómo se justifica que por ese plato (y unos quesos, y un postre) pueda recibir una nota tan alta? Pues apelando primero a la historia y luego al presente.
En el remoto 1978, este cronista (que, aunque les extrañe la explicación, habitualmente es tricéfalo pero entonces era sólo bicéfalo) fue uno de los cinco encargados de elaborar la primera edición de la Guía Campsa, con la pequeña misión de cubrir Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria.
Casi nada... Pero la juventud se atreve con todo. El mes de septiembre nos sirvió para visitar 60 restaurantes en Galicia y Asturias, algunos de los cuales tendrían por primera vez reflejo a escala nacional en aquella guía del 79.
Bueno, fueron sólo 59, porque un día nos fue imposible sumar una cena al almuerzo: fue el día en que descubrimos La Máquina, en Lugones. La imponente fabada, atacada con entusiasmo juvenil, nos obligó a una siesta de una docena de horas, o así... Qué buena y qué copiosísima...
Cuatro años más tarde, el emprendedor Carlos Tejedor iniciaba su emporio madrileño asociándose a Monchi, el dueño del clásico establecimiento de Lugones, y abriendo la sucursal de Sor Ángela de la Cruz.
Pero, desde el principio, se amplió mucho la oferta: no creían que el público de Madrid estuviese por la labor de comer tan sólo fabada y arroz con leche (también ofrecen espárragos a los melindrosos o vegetarianos).
Monchi regresó pronto al Principado, y La Máquina madrileña prosiguió su camino, con mucho éxito pero un estilo totalmente distinto del original.
Pues bien, al cabo de un cuarto de siglo descubrimos, al cruzar Alberto Alcocer, esa enseña de La Máquina de Lugones que, claro, da un vuelco a nuestro corazón. Sí, la genuina ha vuelto, y esta vez sin concesiones: abierta a mediodía tan sólo, y olvídense de pescados y asados. El minimalismo absoluto de Lugones.
Pues bien, la generosa fabada ha regresado en su estado prístino: fabes de gran suavidad, en su grado mejor de cocción, muy bien ligadas con un compango de calidad en el que destaca ese chorizo asturiano, siempre muy ahumado, que confiere carácter a todo el plato.
El placer de degustarlo sigue siendo el mismo de hace 30 años. (Lo que nos indica bien el imparable paso del tiempo es que ahora somos incapaces de hacer honor a toda una sopera humeante y un gran plato con el compango... Pero la menor cantidad ingerida no impide apreciar la calidad invariada).
Es una fabada diferente de otras notables, de una hondura casi mineral que la coloca entre las mejores.
La opción final es breve: o quesos asturianos, o arroz con leche... o ambos. La pequeña selección de quesos, desde los suaves como el taramundi hasta los azules potentes de Cabrales y La Peral, es muy apreciable y debidamente auténtica y autóctona.
Más aún lo es el fabuloso arroz con leche chamuscado, el mejor que conozcamos.Con todo esto, la breve carta de vinos propone tintos apropiados (y... ¿blancos?).

Cocina: sobresaliente
Servicio: notable
Bodega: aprobado
Decoración/ambiente: aprobado

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