
El menú, copioso, no desentonó con el buen apetito de los presentes. Arrancamos con una cazuelita de gambas con patatas. De primer plato una difícil elección entre fabada y pote asturiano, que los más solventaron dando buena cuenta de ambos. Fue muy celebrada la fabada por lo tierno y mantecoso de les fabes y el excelente compango. Seguimos con una segunda elección entre calamares en su tinta y cordero asado. Ya solo un selecto grupo de tragaldabas se atrevió con ambos. De colofón postres variados de la casa y licores digestivos. El vino, excelente, rioja Marques del Puerto crianza de 2007. La plática viva y amena de la sobremesa solo la contenía la poderosa voz de Aquilino entonando con maestría los “cancios” y dejándonos a todos un nudo en la garganta.
El próximo mes, una cita clásica de la Peña, las Jornadas Gastronómicas del Restaurante de Torres en Felechosa.J. Hevia
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