domingo, 5 de febrero de 2017
Asador Los Panchos
domingo, 5 de febrero de 2017
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Por obra y gracia de nuestro compañero Tino, nos desplazados al concejo de Laviana, o Llaviana para los puristas, y ahí a la localidad de Muñera en la parroquia de Lorío, un poco por encima de La Chalana, camino del Puerto de Tarna, para comer en un asador singular, uno de los tipicos de la zona en el que el cordero es el rey y se respeta el metodo tradicional de asado con leña, aún con innovaciones técnicas. Lo primero que nos muestran es, efectivamente, un asador automatizado que se encarga de voltear las piezas para lograr un punto de asado inigualable, lo comprobariamos más tarde. Para entrar en calor nos sirven unos entremeses variados y una sopa de marisco destacable y a continuacion las primeras raciones de cordero insuperable, tierno y sabroso, junto con una ensalada reglamentaria. Un postre ligero, es un decir, y los tradicionales licores digestivos para finalizar una comida muy copiosa y agradable.
Alta tecnología
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Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.