domingo, 3 de abril de 2016
25 Aniversario
domingo, 3 de abril de 2016
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Tenía que pasar, despues de muchas reuniones gozosas, comidas presididas por el buen humor y el deseo de compartir un rato agradable, se cumplieron los 25 años de nuestra asociación que es
con seguridad la asociacion mas antigua de nuestro joven pueblo, al
margen del Club de Campo. Tambien es la mas abierta y probablemente ha
hecho mas que ninguna otra por la convivencia y la buena vecindad.
Como
se dice en su carta constitutiva, "profundizando en la corriente de
generosidad que se deriva de las comidas en grata compañia, despues de
una buena comida se puede perdonar a cualquiera, incluso a los
parientes."
Nos han acompañado en esta celebración amigos que han pasado por la Peña en distintas épocas, incluidos algunos del grupo fundador, como Eduardo, Ramón y Antonio, alrededor de un menú excelente en el restaurante La Torre, de Pruvia.
Todo preparado para celebrar los segundos 25 años.
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Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.