lunes, 7 de abril de 2014
En abril... La Coccinea
lunes, 7 de abril de 2014
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Se ha empeñado nuestro compañero Tino de esta cofradía laica y gozosa que nuestra dieta estaba siendo baja en iodo y en algunos minerales esenciales y que era el momento adecuado, justo ahora a principios de la primavera y el último més con "R", para darnos un festín de crustaceos cirrípedos de la familia Scalpellidae, vulgarmente Percebes, que además de una interesante vida sexual tiene propiedades casi medicinales y sobre todo, resumen como ningún otro alimento todos los sabores del mar Cantábrico. Como mandan los cánones, la forma de preparación de tan exquisito manjar se resume en :
“Auga a ferver, percebes botar, auga a ferver, percebes sacar”
Total que a ello nos pusimos confiando en los buenos oficios de nuestros amigos del restaurante fresnedino de La Coccinea, que nos dispensaron como siempre un trato estupendo. El menú se completó con un excelente bacalao a la portuguesa y un postre a base de queso de Cabrales con manzana y frutos secos. Vinos blanco alvariño y tinto Rioja y los cafes y los licores digestivos de rigor dieron paso a una sesión musical a cargo del coro de voces veteranas de la Peña Gastronómica, con Tino como solista principal. Una jornada memorable que repetiremos como es costumbre.
Bon apetit
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Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.