Total, que se decidió comenzar el año en casa, no en vano es sede de la Peña Madridista local, de la Tertulia y lugar de reunión habitual de muchos de los vecinos de La Fresneda, y tanto Juan antes como Feli y su marido Juan Zarabozo ahora, son buenos amigos y excelentes profesionales.
domingo, 13 de enero de 2013
La Coccinea
domingo, 13 de enero de 2013
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Hacía ya mucho que no organizabamos una comida en uno de los restaurantes más conocidos y visitados de La Fresneda, desde una comida en diciembre del 2004, de la que guardabamos buen recuerdo.
Total, que se decidió comenzar el año en casa, no en vano es sede de la Peña Madridista local, de la Tertulia y lugar de reunión habitual de muchos de los vecinos de La Fresneda, y tanto Juan antes como Feli y su marido Juan Zarabozo ahora, son buenos amigos y excelentes profesionales.
Total, que se decidió comenzar el año en casa, no en vano es sede de la Peña Madridista local, de la Tertulia y lugar de reunión habitual de muchos de los vecinos de La Fresneda, y tanto Juan antes como Feli y su marido Juan Zarabozo ahora, son buenos amigos y excelentes profesionales.
El menú estaba articulado alrededor de una guisado de patatas con rabo de buey, muy abundante y sabroso, con unos entrantes calientes a base de parrochas con jamón y croquetas de morcilla, y un segundo plato de escalopines de ternera al cabrales. De postre, arroz con leche y frisuelos y, como no, un poco de un buen queso Cabrales, una atención de los propietarios.
Una jornada estupenda que sin duda marcará la tendencia de este año que tiene continuación el próximo mes en la tradicional comida en las jornadas de caza de Felechosa.
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Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.