domingo, 15 de abril de 2012
Sidrería Bertone II
domingo, 15 de abril de 2012
0
Como no podía ser menos, nuestro compañero Tino Guerra cumplió su promesa de llevarnos a "territorio conocido", osea a Langreo, a la sidrería de un pariente que tiene sucursales en las dos capitales del concejo, Sama y La Felguera, para introducir alguna variante a los menús habituales de invierno que impone nuestra severa climatología, optando esta vez por una entrada a base de marisco en el que predominaba un centollo junto con una buena andaríca (nécora para los foráneos) y unos langostinos, para continuar con una magnífica crema de marisco y pasar al plato fuerte de cordero lechal guisado con patatinas. Un postre de chocolate para los más "llambiones" completan un menú singular, abundante y variado que degustamos junto a algunos nuevos amigos que nos acompañan esta jornada.
Para mayo está prevista una comida en la costa occidental asturiana, que siempre tenemos la sensación que visitamos poco a pesar de sus inmejorables virtudes, de la mano de Pepe Mallo.
Miguel Angel y Pepe reivindicando, con poco éxito, como no podía ser de otra manera, el consumo de gaseosas
Julian, Guillermo, Juan e Inocente
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.