Felices navidades para todos y que el nuevo año nos traiga buenas noticias y mejores perspectivas.
domingo, 4 de diciembre de 2011
Sidrería Esteban
domingo, 4 de diciembre de 2011
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Para terminar el año comemos en la sidrería Esteban de Oviedo, entre las calles Manuel Pedregal y Campoamor, zona que se ha convertido en cita obligada en la capital para tomar unos vinos y tapear en algunos buenos locales, como La Oveja Negra o la sidrería El Valle, además de un buen número de buenas vinoterías y tabernas tradicionales. La opción que nos preparó Aurelio estaba compuesta por un pote asturiano de muy buena factura, con un compango excelente, y un bacalao muy sabroso. Postres caseros, como un delicioso milhojas, y los licores digestivos obligados para despedir el año gastronómico y encarar el resto de convites que se prodigan en estas fechas. En enero volveremos a las andadas.
Felices navidades para todos y que el nuevo año nos traiga buenas noticias y mejores perspectivas.
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Asegura la gran Vanesa Ferreiro, de “O rey do pulpo”, que hay que cocinar el pulpo con ‘cariño’. Mas “cariño” es voz que proviene del latín “carere” y significa carecer. No es propio, pues, guisar con carencias. La cocina es, como bien lo refleja áticamente Sócrates Cicuta, la disciplina gastropornocibernética por excelencia, por nacer de Estómago, Sexo y Cerebro al honrar el precepto del Ducado de Gastronia que afirma: “Primum edere, deinde fornicare et denique philosophari” (Primero comer, luego fornicar y, por último, filosofar).
El sabio Trifón se expresa bien al mentar uno de los ocho rabos del pulpo, pues una vez muerto el molusco le cuelgan a éste los tentáculos a semejanza de las colas de los animales (DRAE). Trifón no se refería en particular al miembro viril del cefalópodo que, como es bien sabido, es el tercer brazo derecho del macho, suerte de órgano para la cópula con el que penetra en la cloaca de la hembra. Lo que no se recordó en el Fórum Gastronómico de Santiago es que, hace años, las mujeres pegaban con palos a los pulpos machos para ablandarles, sobre todo, el tercer brazo derecho cuya carne deleitosa se reservaba, con suma discreción, para las doncellas en su banquete de bodas. Se dice que la lucha de la especie por sobrevivir dio algunos ejemplares de pulpos zurdos, pero la mutación quedó abortada con la llegada del frío artificial.